Hoy en día, cualquier producto, cualquier servicio, con la etiqueta “gay-friendly” o con un arco iris estampado en el envoltorio es valor añadido. Nos estamos dejando comprar y no estamos alzando la voz contra ello.
Por Jon Ruiz de Infante publicado en El Diario Norte
En la semana del 28J las banderas arco iris se reproducen como champiñones en escaparates, en anuncios y en las etiquetas de los productos. Todas las empresas, las tiendas y las instituciones se suman al carro del Día Internacional del Orgullo LGTBI, unas con más acierto que otras. Por ejemplo, una ultraconocida marca de desodorantes ya ha comenzado a publicitar su modelo “gay-friendly” con la bandera incrustada en el frasco. Lo que ahora no cuentan sus publicistas es que, el resto del año, invierten cantidades ingentes de euros en recordarnos cómo debe ser el hombre, el macho conquistador heterosexual, y cómo debe ser la mujer, sumisa, embaucada por el perfume embriagador varonil. Todos estos valores tan subversivos, nótese la ironía, incorporados en la fórmula mágica del rey de los desodorantes.